viernes, 8 de junio de 2007

… guónnn

Es una escena típica: dos chamos se encuentran y uno puede comenzar a escuchar un reiterado guónnn con algunas otras palabras. Lo que aparentemente parece ser una pobreza de lenguaje es realmente una muestra de debilidad mental. Hoy los dirigentes más notorios del movimiento estudiantil mostraron una estupidez similar. Sólo les faltó el guónnn.
El movimiento estudiantil había conseguido lo que creo es un hecho único en la historia del país: que líderes de un movimiento estudiantil de oposición tuviesen, en esa condición, posibilidad de dirigirse no solamente a la Asamblea Nacional sino a la nación entera “Defendemos la libertad de expresión y no aceptamos salir en una cadena, guónnn.” Hasta hace una semana pedían que les recibieran un documento en la Asamblea, desde ayer tenían la oportunidad de expresarse, de ser voz del movimiento estudiantil y de buena parte de la oposición, desde la que posiblemente sea la más importante tribuna política del país. Sin embargo, lo echaron por la borda, abandonaron ese espacio que habían logrado.
“Estábamos en desventaja, los estudiantes a favor del régimen tuvieron unas preferencias que no nos dieron a nosotros, estábamos en minoría, guónnn”: ¡claro que lo están compañeros! Pero eso, con una intervención firme, adecuada, ha podido sentar una victoria importante. En ese mismo espacio dos miembros del viejo Congreso Nacional (Aristóbulo Isturiz y Rafael Caldera) fueron los únicos que plantaron su voz frente a una mayoría aplastante - cuando el Congreso se reunió el cuatro de febrero de 1992 – y sentaron una opinión distinta. Mucha de la historia siguiente del país algo debe a ese gesto. No existen espacios impolutos, ideales en la política, por ello hay que aprovecharlos al máximo, dar la pelea, defenderlos cuando se consiguen.
“No veníamos a debatir sino a ejercer un derecho de palabra, guónnn” Compañerito ¡si el debate es la sal de la política, de la vida pública! ¿No se acuerdan de la Atenas de la antigüedad? ¿del zoon politikón? De lo que se trata es precisamente de enfrentar las ideas. Eso que desde hace años no ha sucedido en este país, que tanta falta nos hace y los “líderes” de los estudiantes se retiraron sin dialogar con sus pares y con los diputados de la Asamblea. Relacionado con lo anterior: “No queremos la división, todos somos estudiantes, guónnn” ¡Pero así es el mapa político del país! Actuar en él, reconocerlo y tratar de cambiarlo es en lo que consiste la política.
Esta breve e incompleta discusión de algunos de los muy pobres argumentos que esgrimieron los “líderes” del movimiento estudiantil, muestra una perversa concepción de la participación pública como no política, “principista” y “aséptica”. Una conducta idiota.
Y sin embargo… Creo en la auténtica indignación que a grandes sectores de la población, y a los estudiantes en especial, los motivaron a protestar, a elevar su voz, a salir a la calle. Alguno de esos motivos los comparto y otros no. Me parece que a la gran mayoría de ellos los empujan sinceras ideas morales y una sed inmensa de participar, de actuar en el país. Pero estos líderes puede que estén en algo más, tal vez no sea mera estupidez. Este acto de hoy se parece demasiado al retirarse de las elecciones legislativas del 2005 y otras “tácticas y estrategias” delirantes del liderazgo de la oposición, que no solamente no han logrado uno solo de sus objetivos, sino que ha hundido en un foso dificilísimo de superar al movimiento opositor. Ellos son responsables de la frustración de millones de personas. Los estudiantes deberían pensar en esto y evaluar el papel de sus dirigentes, sea mera idiotez o una agenda política oculta, conocer sus vínculos políticos y examinar sus acciones, no es poco lo que se están jugando.

domingo, 3 de junio de 2007

Estudiantes

A todos nos agarró de sorpresa. Los estudiantes, que individualmente han tenido una posición política, diversa en cada quién, salieron ahora como grupo a expresar sus ideas y a reclamar. Lo que expresan y reclaman, sus tonos, es diverso pero están claras algunas cosas: en contra de la no renovación de la concesión a RCTV, por la libertad de expresión y ahora por reivindicar su autonomía y el derecho a la protesta. Sorprende como rápidamente se han articulado, han surgido líderes, cobra cada vez más fuerza.
Hay que dejar claras algunas ideas que nos pueden producir una imagen deformada de lo que sucede. La primera es la manipulación. Los que hemos pasado por las aulas de la universidad y hecho política en sus pasillos sabemos que ésta siempre se articula con referencias externas, la mayoría de las veces con partidos políticos y atendiendo a la vez problemas internos ¡y esto no es un pecado por dios! Eso sí, como siempre hay que saber que eso sucede, conocer quienes de los líderes siguen a quién, cuales son los motivos y las razones de quienes promueven las acciones, escriben los documentos, dan discursos, para reclamar cuando se considera que es ilegítimo, cuando hay intensiones ocultas, que ¡ojo! las hay. Autonomía no significa negación de nexos con lo de afuera – ya sea a nivel individual o como movimiento estudiantil – sino el que sean conocidos, elaborada la forma en que nos afectan, discutidos y finalmente aceptados o no. Los estudiantes a favor del proceso lo tienen muy claro ¿igualmente lo tienen los que están protestando? Parece que es una labor a hacer.
Relacionado con lo anterior está el mito, sobre todo del lado de la oposición, de la “pureza” de la protesta estudiantil. Los estudiantes como cualquiera están mediados por ideas políticas, por visiones del mundo, por posiciones … En fin, tienen una ideología. Pudiera ser que, como mucho de lo que sucede a esa edad y en esa condición, al estar formándose, esas posiciones estén elaborándose, revisándose o logrando una consolidación. Pero suponer que son virginales, que no hay intereses, que son acciones realizadas desde un edén sin ningún cálculo no solo es falso sino un claro engaño (¿de quién, a quién?). De nuevo no se trata de pretender defender la castidad de una posición, sino reconocer de que fuentes y como se alimenta la mentalidad de los que ahora, desde las aulas universitarias, están en la calle.
Parte de esa ideología no conciente, de una posición política no asumida ni revisada es el desprecio a los partidos y a la política. Seguramente mucho de los jóvenes nacieron y mamaron desde pequeños con la muy política y perversa idea de que los políticos, los partidos políticos y el mismo Estado son corruptos, ineptos e innecesarios, que solo los técnicos bastaban y ahorraban al país empantanarse en la fetidez del político, sus argucias y componendas. Como sabemos, esa posición que se impuso a la sociedad, propia de una derecha con un proyecto de país claro (“La generación de relevo y el estado omnipotente” de Marcel Granier) fue responsable de mucho de lo que aquí ha pasado, desde la llegada al poder de Chávez, hasta su propia derrota al pretenderse una opción política clara en el paro petrolero (“todas las decisiones ahora van a pasar por aquí” decía palabras más o menos en aquel momento un envalentonado Juan Fernández). Hacer un esfuerzo por desenmascararla y que los estudiantes asuman claramente y responsablemente la política, los partidos los hará verdaderamente ciudadanos, les dará mayor claridad.
En vista de ello los estudiantes que apoyan a Chávez, revolucionarios como piden que se les llame, merecen un reconocimiento y seguramente una disculpa de muchos, incluso de quienes son sus profesores. Ellos están bastante claros de su posición política, de sus vínculos con otras instancias - como el gobierno - y la asumen vehementemente. Llamarlos por ello “tarifados”, “estudiantes devenidos en funcionarios” es una falta de respeto y una “incomprensión” de mala fe. No lo están menos que, por ejemplo, los líderes estudiantiles de la oposición, que sin embargo ocultan y desde afuera niegan o hacen poco claros, los nexos que legítimamente tienen con sectores políticos de la oposición nacional.
Lo que sí es una distinción más clara y que pone en un aprieto a los estudiantes revolucionarios es la relación de sus compañeros de oposición respecto al poder. Estos últimos realizan una necesidad fundamental de la sociedad, en la que son actores privilegiados como es la lucha contra el poder. Y no se trata de la lucha gobierno oposición, sino la más radical de los sujetos contra el poder (también el poder económico, religioso, estético, académico) dónde se mezclan libertad, imaginación, rompimiento de códigos, irrupción contra el estatus quo, rebelión contra los símbolos de lo establecido. Acaso parezca más brumosa, demasiado etérea pero es más esencial. Los estudiantes de oposición deberían apuntar hacia allá, e insurgir no solamente contra esa forma muy obvia del ejercicio del poder como es el Estado, sino también con las menos evidentes, pero no menos poderosas, como el económico (sí, Marcel y RCTV son una forma clara del poder, no solo económico, sino político que jugó pesado y perdió), social, entre otros y, bajo ese impulso, motivar también a sus compañeros revolucionarios a serlo de forma más radical, no solamente revolucionando estructuras políticas, económicas, jurídicas y sociales del país, sino dentro del mismo proceso dónde son demasiado evidentes las constelaciones de poder que se han cristalizado en lo que debería ser mayor y más fluidez.